
De origen bengalí, el economista Muhammad Yunus, pudo haberse quedado a vivir en Estados Unidos luego de terminar sus estudios de doctorado, él no quiso pese a las ofertas de trabajo dado que en su mente, su objetivo fundamental era retornar a Bangladesh, y poner en práctica la mentalidad empresarial.
Hasta aquí todo suena bastante lógico, no obstante, la motivación de Yunus no era precisamente crear un fondo de inversión para la burguesía de su país, ni una consultoría de asesoría para la elite empresarial, todo lo contrario, la idea fundamental era estructurar en la práctica un programa de créditos desde la iniciativa privada que rompiera con todos los moldes, orientado para la gente más desprotegida en todos los sentidos, obviamente a la sombra de los servicios financieros de los bancos, fue así como nació un programa piloto que lideró el propio Yunus para dar crédito a los pobres.
El llevar a la práctica una especie de “institución financiera para los pobres” era una auténtica locura en 1976, y por varios años el programa piloto operó como una especie de caja de microcréditos hasta que fue tomando forma, ganando credibilidad y respeto, para ser finalmente reconocido como banco en los primeros años de la década de los ochenta.
Con el paso del tiempo se consolidó el banco más famoso de los pobres: el Grameen Bank como modelo a exportar a otros países, ejemplo útil de que el crédito debe romper condiciones sociales y elitistas; cortar la dependencia a programas del gobierno operados en bancos de segundo piso; y dar otra connotación a que la banca social puede funcionar desde la iniciativa privada, incluso con mayor eficiencia.
A mayo del 2006, el Grameen Bank reportó 6.6 millones de clientes, el 97% son mujeres. La institución cuenta con dos mil 226 oficinas y proporciona servicios a 71 mil 371 villas, es decir, prácticamente cubre más del 100% de Bangladesh.
A lo largo de su historia ha prestado 5 mil 700 millones de dólares de los que han sido devueltos (pagados por los clientes) 5 mil millones de dólares y su funcionamiento se basa en conceder préstamos que van desde 75 hasta tres mil dólares.
La institución goza de gran prestigio en el ámbito global gracias a que los microcréditos han permitido sacar de la pobreza a 11 millones de personas en uno de los países más atrasados del mundo. El reconocimiento llega directamente hacia su creador: Muhammad Yunus, recientemente galardonado con el premio Nobel de la Paz, que digámoslo, fue una forma polite de compensarle el mérito que debió tener con el Nobel de Economía.
Artículo de Claudia Luna Palencia
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